Otra historia Fiolee: capitulo 11

  Marshall se despertó en la misma celda de antes solo que esta vez se encontraba en una situación peor: estaba encadenado al piso desde sus muñecas y tobillos. Trató de soltarse de estas pero todo intento fue inútil. Ya rendido y cansado de luchar contra sus ataduras por más de una hora en vano, se dejó caer al frío suelo de su prisión. No se dio cuanta cuándo se durmió profundamente; al despertar se encontró con que frente a él había un plato con lo que supuso sería su comida y un vaso con agua. Estaba demasiado agotado como para quejarse ahora y, aunque la comida se tuviese un aspecto muy comestible, sabía que necesitaría fuerza si quería salir de ahí lo antes posible. Así que con los pocos movimientos que le permitían las cadenas, comió lo que le habían llevado.

 Cuando hubo terminado, trató de calmarse un poco y pensar cómo haría para salir de allí y volver a la tierra de Aaa. En un principio, comenzó a analizar la situación con “la mente fría” para concentrase mejor pero cuando sus pensamientos se desviaron a su novia,  al hecho de que se encontraba sola y pudiera ser víctima de los coqueteos de esos idiotas que se hacían llamar príncipes, le hirvió la sangre y perdió toda la calma que pudo haber conseguido. Intentó una vez más liberarse de sus ataduras, sin lograrlo.

  -DIABLOS!! NO LO SOPORTO MÁS!! DEBO IRME YA!!! –dicho esto último volvió a tirar de las cadenas que lo aprisionaban. Producto de su enojo un aura oscura como la mismísima noche comenzó a expandirse a su alrededor. Sus ojos se tornaron rojos en un modo demoníaco y hasta su expresión se tornó más sombría. Poco a poco, las cadenas cedieron en su agarre; esta aura maligna era tan intensa que había logrado desintegrarlas lenta pero eficazmente. Al cabo de 15 minutos ya se encontraba libre. Aún rodeado por esa energía, se acercó a los barrotes de la celda, que al igual que las cadenas, se deshicieron permitiéndole obtener la completa libertad que anhelaba.
 Rápidamente emprendió vuelo fuera de ese lugar queriendo alejarse de la nocheosfera.

 En su camino evadió exitosamente vampiros y demás demonios que intentaban atraparlo de nuevo. Pero cuando logró atravesar el portal, no se le ocurrió pensar que había allí otro obstáculo igual de dañino para él: el sol. Una primera impresión de los rayos provenientes de esta gran estrella fue suficiente para nublarle la vista, haciéndolo perder el rumbo. Con el cuerpo ardiendo de dolor dio contra un árbol, por suerte lo suficientemente grande para resguardarlo de la radiación solar.

 Al cabo de lo que le pareció una hora, el sol quedó cubierto por nubes grises anunciando una lluvia próxima; para Marshall era el momento ideal para poder regresar a su casa, y así lo hizo. Luego de media hora de caminata, ya que se encontraba demasiado cansado para flotar, logró llegar a su hogar. Cuando finalmente el dolor fue borrado de su cuerpo, otro pensamiento ocupó su mente: FIONNA!!!

 Rápidamente salió volando en dirección a la casa del árbol. Ya era prácticamente de noche y las nubes cubriendo el cielo dando paso a la lluvia eran toda la necesidad que él necesitaba para saber que no volvería q ocurrir el incidente de esa misma tarde, solo unas horas atrás.

 Casi sin aliento, llegó a su destino. Se quedó un momento enfrente de la puerta sin moverse ni un solo centímetro, analizando la situación por si había algún peligro cercano.

  “parece que está todo en orden”- se dijo así mismo y, terminando de decir esto, golpeó la puerta tres veces. Nadie contestaba lo cual comenzaba a preocuparlo. Cuando estuvo a punto de volver a llamar, la puerta se abre mostrando a una Fionna de mirada algo cansada en pijamas. Sin poder disimular su emoción al ver que a su querida novia no le había ocurrido nada malo, la abrazó con todas sus fuerzas causando el desconcierto en la heroína.

  -Marshy, te encuentras bien?- dijo Fionna al separarse un poco para verlo a los ojos.
  -ahora ya me siento mucho mejor, Fi- respondió él volviendo a abrazarla.